Repensando la incontinencia urinaria: diagnóstico y tratamientos

Al ser una enfermedad tan frecuente y preocupante en la actualidad para millones de mujeres en el mundo, la incontinencia urinaria (IU) se ha estigmatizado de tal forma que quienes la padecen tienden a ocultar el problema al considerarlo como algo inevitable y propio de la vejez.

Esto trae como resultado que un gran porcentaje de mujeres con IU no consulten al especialista hasta que el volumen de pérdida de orina provoca complicaciones físicas como infecciones urinarias y alteraciones en la piel, además de trastornos psicológicos como ansiedad y vergüenza que pueden derivar en depresión.

Por todo esto, en este artículo te ofrecemos más datos acerca de esta enfermedad, como los tipos de incontinencias y principales factores que condicionan su aparición y, sobre todo, la efectividad de las técnicas fisioterapéuticas y los tratamientos de rehabilitación de suelo pélvico.

Los 3 factores que condicionan la IU en la mujer

De acuerdo con Camacho y Valverde en su artículo publicado en la Revista Iberoamericana de Fisioterapia y Kinesiología, es necesario desmitificar la creencia de que la incontinencia es inevitable dentro del proceso normal de envejecer.

Su investigación considera que un porcentaje elevado de casos tendría solución si se detectara precozmente el diagnóstico, además de que esto facilitaría el establecimiento del tratamiento más adecuado.

Así, para implementar una estrategia efectiva de prevención, es necesario conocer los factores que condicionan la IU en la mujer. Aquí revisamos los tres más importantes:

  1. La sobredistensión vesical (por retraso voluntario del deseo miccional)

Dado que el acto fisiológico en la mujer es más incomodo que en el hombre, en ocasiones ésta tiende a pasar por alto la conveniencia del vaciado oportuno, lo que repercute negativamente en las terminaciones nerviosas del urotelio, produciendo microlesiones a nivel de la vejiga.

Se trata de una actitud sociocultural que puede prevenirse con la enseñanza de hábitos miccionales correctos desde la edad temprana.

  1. La importancia del suelo pélvico

El aparato del suelo pélvico en la mujer está compuesto por diversos músculos que cierran la parte inferior de la cavidad abdominal y soportan órganos como la vejiga, el recto y el útero. Por tanto, su funcionamiento diferente al de los hombres.

Asimismo, debido a la presencia de un amplio hiato urogenital en la mujer existe un sobreesfuerzo mayor para “sostener” estos órganos. Además, recibe otros impactos por parte de diferentes fuerzas gravitacionales que actúan sobre él como:

  • Peso de las vísceras abdominales.
  • Presión producida por fajas, pantalones ceñidos, etcétera.
  • Deporte indiscriminado que deriva, por ejemplo, en la IU de esfuerzo.

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  1. La estructura del aparato genitourinario femenino

Como ya se habló en este blog, el embarazo, el parto y la menopausia producen afectaciones importantes en el aparato genitourinario femenino tales como:

  • Distensión a nivel del músculo, lo que provoca la pérdida de la competencia contráctil del mismo.
  • Desgarros a nivel de:
    • Fascias del diagrama pélvico.
    • Inserción de la fascia endopélvica a nivel del recto, vagina y uretra.
    • Ligamentos (puborectales).
    • Filetes nerviosos.
  • Posible esclerosis cicatricial a nivel de las estructuras musculoaponeuróticas.

Si a esto se añade que, en su afán por querer recuperar la silueta, una mujer puede practicar rutinas enfocadas en la parte abdominal que debiliten y dañen aún más estas estructuras. De todos estos factores se desprende la importancia de la rehabilitación de suelo pélvico.

Tipos de IU femenina

El siguiente gráfico resume los 3 tipos clásicos de IU femenina, así como sus efectos a nivel urodinámico y el tipo de tratamiento correctivo que se aplica cuando existen complicaciones serias:

  • Incontinencia de esfuerzo. Se origina por un fallo en los mecanismos que mantienen la presión uretral (que se ve sobrepasada por la presión intravesical), coincidiendo con situaciones de esfuerzo (tos, risas, bajar escaleras, estornudar, etc.) que aumentan la presión intraabdominal. Su incidencia es mayor en mujeres de mediana edad y suele responder a cambios en la musculatura pélvica.
  • Incontinencia de urgencia. Como su nombre lo indica, se caracteriza por la necesidad imperiosa de orinar (hiperactividad vesical). Se manifiesta en una vejiga automática que, conforme se va llenando, desencadena el reflejo de la micción. Sus causas pueden hallarse a nivel del sistema nervioso central, de la propia vejiga o ser de etiología desconocida.
  • Incontinencia mixta. Es aquella donde coinciden varios tipos de IU al mismo tiempo, y su forma más frecuente es la hiperactividad vesical asociada a la incontinencia de esfuerzo.

Medidas fisioterapéuticas oportunas

Como se pudo ver en la tabla de la sección anterior, las posibilidades de tratamiento conservador son muy limitadas cuando la IU presenta complicaciones.

En cambio, cuando se consulta al especialista al comenzar los síntomas, el diagnóstico oportuno permite aplicar un tratamiento integral de rehabilitación de suelo pélvico, que ofrece excelentes resultados al aplicar una o más de estas técnicas fisioterapéuticas:

  1. Entrenamiento de la musculatura del suelo pélvico (ejercicios de Kegel)

Se trata de contracciones que refuerzan toda la musculatura del aparato pélvico, así como la musculatura voluntaria periuretral.

Aunque existen varias modalidades, las más básicas consisten en contraer el esfínter como si quisiéramos interrumpir la micción durante unos segundos. Se realizan 3 o 4 series, de unas 20-25 contracciones seguidas en cada una de ellas.

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Mayormente efectiva contra la incontinencia de esfuerzo, los primeros resultados de esta técnica se obtienen en las primeras 8 a 12 semanas.

  1. Reeducación vesical

Consiste en la modificación del patrón miccional normal de la paciente, vaciando de forma periódica la vejiga para, de esta manera, aumentar la capacidad vesical y reducir la urgencia miccional.

Especialmente indicada en la incontinencia de urgencia, esta técnica ofrece resultados de hasta un 85% de mejoría.

  1. Electroestimulación

En esta técnica se aplica una corriente farádica o interferencial a través de un electrodo intravaginal, con el fin de suprimir las contracciones involuntarias de la musculatura pélvica, recuperar el control de los esfínteres y, eventualmente, de la micción.

  1. Biofeedback

Mecanismo permite al paciente convertir en consciente una función inconsciente, para así controlarla o modificarla.

Utilizada en conjunto con otras formas de tratamiento –como el entrenamiento de la musculatura pélvica­–, los resultados alcanzan un 95 % de éxito.

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