Rehabilitación postquirúrgica: alcances y beneficios

agosto 28, 2020
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Como área transversal de la salud, la fisioterapia ayuda a restaurar el movimiento y la capacidad funcional de las personas. Y cuando una lesión deportiva pasa por cirugía correctiva, la rehabilitación postoperatoria es el proceso más importante para lograr que el atleta regrese a entrenar.

Por ejemplo, la terapia física se enfoca en las consecuencias que rodean a la fractura como: afectaciones ligamentosas, atrofias musculares o la rigidez e inestabilidad articulares por inmovilización, por mencionar algunas.

Así, los pacientes de una clínica de rehabilitación deportiva pueden confiar en que las técnicas de un programa de fisioterapia postoperatoria o postquirúrgica les ayudarán a lograr una recuperación completa y acelerada. En este artículo las revisamos.

Alcances de la fisioterapia postoperatoria en lesiones deportivas

Además de fracturas, algunas lesiones deportivas que, cuando se agravan, requieren de una operación –junto con un programa de rehabilitación postquirúrgica– son:

Cabe advertir que, dada la agresión propia del acto quirúrgico, si existe un mal manejo terapéutico se puede producir dolor postoperatorio crónico derivado de desórdenes cardiovasculares, genitourinarios, gastrointestinales o respiratorios –estos últimos, por ejemplo, cuando hubo ventilación mecánica invasiva.

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De ahí que la fisioterapia no sólo sirva para reducir las alteraciones funcionales de la lesión, sino también para minimizar los efectos secundarios de la operación, y mejorar el bienestar y la satisfacción del atleta durante su estancia hospitalaria.

Conoce el caso de Carlos, que se recuperó de una contractura y un esguince.


5 beneficios de la fisioterapia postquirúrgica

1. Favorecer la consolidación de las fracturas

Mediante técnicas físicas o terapéuticas –como irrigación, compresión, inmovilización o magnetoterapia–, el fisioterapeuta promueve la continuidad del hueso, sin afectar las partes blandas.

2. Tratar las afectaciones a las partes blandas

Si hubo fracturas o incisiones grandes, el área que rodea a la lesión puede verse afectada por edemas (callos fibrosos entre estructuras musculo-esqueléticas), por lo que la terapia debe promover el riego sanguíneo.

Adicionalmente, con ejercicios pasivos y estiramientos se pueden evitar otras afectaciones que limiten la movilidad como adherencias o contracciones de tendones.

3. Trabajar la movilidad y la flexibilidad.

Durante el periodo de inmovilización, el atleta puede experimentar atrofia muscular, rigidez articular y pérdida de propioceptividad (respuesta a estimulos externos) alrededor de la zona intervenida.

Para disminuir el impacto de estas afectaciones, la rehabilitación postquirúrgica deberá movilizar las articulaciones adyacentes mediante técnicas como la electroestimulación, ejercicios isométricos de la musculatura afectada, irradiados y facilitación neuromuscular propioceptiva (FNP).

4. Calmar el dolor postoperatorio.

Como se mencionó anteriormente, las condiciones de la cirugía (o incluso factores ocasionales como el estrés o experiencias dolorosas previas) pueden derivar en dolor postoperatorio crónico.

Un ejemplo es el “síndrome clínica”, que consiste en un dolor persistente y progresivo que no mejora con la inmovilización y empeora con el estiramiento pasivo del músculo, pero no presenta trastorno vascular ni alteración del pulso periférico.  

El fisioterapeuta debe saber detectar estos casos y remitir al atleta a un tratamiento médico urgente para abrir el compartimento y disminuir la presión.

5. Evitar complicaciones y prevenir futuras lesiones

Al terminar el periodo de inmovilización, la rehabilitación postoperatoria se enfocará en recuperar la amplitud articular, primero con medidas pasivas y luego con entrenamiento activo.

Finalmente, la fisioterapia deportiva se deberá enfocar en la recuperación total de la zona afectada en términos de balance articular, muscular y recuperación propioceptiva, a fin de llevar al atleta lo más cerca posible al estado físico previo a la lesión.

Lógicamente, el tratamiento se deberá adaptar al tipo de lesión y estado del paciente, a fin de utilizar las técnicas más adecuadas para recuperar la funcionalidad y potenciar el balance y fortalecimiento de los sistemas músculo-esqueléticos.

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